Instalación cuyo único material son letras

Tuesday, July 25, 2006

Guardar los ojos

Los muros son de todos los colores al unísono. Razonamiento, el inconsciente y el cielo. En la gran estructura, la esencia, el alcohol y la animalidad. El sonido viene azul. El sonido viene rojo. El sonido viene sin color. El sonido llega, se va y se queda. El avión muestra el tren de aterrizaje. El sonido se escurre por la piel.

Hay que guardar los ojos. Es imposible cerrar los oídos. La erótica de la feminidad. Ritmo, labios, impresiones de gran formato, saliva digital. La negatividad de mi discurso esta bailando entre fibra óptica. Los muros se confunden, se sienten nubes y se alejan. Las nubes distraídas, miran al avión utilizar su tren, y deseando poder tomar café, se quedan pensando en lo mortal.

Reuniones. Los que caminan por las calles, llevan paseando a su alrededor infinidad de fantasmas. Los fantasmas del otro se saludan con los míos. Entre fantasmas se ríen, se gritan, se besan. La diplomacia se quedo en la corporalidad y los fantasmas viven en la sinceridad de lo que no es. Los fantasmas miran a las nubes, que miran a los seres, que miran los trenes que están en los aviones. Los fantasmas no existen y se ven pesados al caminar. Hoy que paseaba con el perro, atravesaba las calles, miraba a las personas, como las personas no saben que el habla no existe, hacen como que hablan, así como yo, que hago como que escribo. De pronto tropecé con el fantasma de otro, pero no me di cuenta hasta ahora. El perro no ve a los fantasmas, pero le gusta jugar con ellos. Flotando en aromas, sin la incomodidad de tener que pensar, dejo Salir su instinto frente a un café repleto de…

Caminar por las calles, masajear mis parpados en espera de que sin los ojos, pueda ver la siguiente línea de este texto. Las pretensiones de mi escritura, los alcances alucinatorios de mi ego, las pretensiones de mi cordura y los alcances realistas de mi locura.

El museo Picasso en Paris, la prostituta solitaria en el frió de Praga, El guitarrista que toco durante novecientas horas en una calle de Ámsterdam y no consiguió mas que un trozo de moneda. El hombre a caballo en periférico, amigos que guardan el equilibrio en dos ruedas. Un televisor que decidió suicidarse, un cigarro atormentado por la existencia. Abril lloro cuando despertó y el dinosaurio ya no estaba ahí.

La erótica de la feminidad. Mujer que me lee, que sabe su cuerpo. ¿Cómo pueden ser leídas estas letras que no existen? Cantos que bailan en los labios, labios que sueñan con orgasmos, orgasmos planeando dar un golpe de estado, he estado a punto de fugarme. Y yo soy el diablo que no es el diablo y no hay a donde fugarse ni contra que revelarse.

La prostituta solitaria en el frió de Praga, aquel hombre en cuba, que me habló de la muerte, que la sabia pues mas de una vez bailo con ella. El silencio mirando fijamente a la música. Los pensamientos que te rondan mientras me lees, lo que viviste ayer, lo que pensabas por la mañana, lo que pensaras cuando veas a la muerte. Aquella mujer en el frió de Praga que no conociste, la tonalidad de la voz de tu madre, la forma de mirar de tu mujer o la forma de tocar de tu hombre. El peor día de tu vida, cuando mas feliz has estado, tu historia.

El guitarrista que toco durante novecientas horas en una calle de Ámsterdam. Barcos convertidos en lagos, convertidos en calles. La filosofía hecha política; en Ámsterdam las prostitutas no tienen frió. Y recuerdo al pobre gringo que estaba asustado con esa ciudad, quería convencerme de dios. Quería convencerme del mal. Pero cuando no se esta en batalla no hay vencimiento, no hay convencimiento, además, dios no existe y existe al mismo tiempo.

El hombre a caballo en periférico. La fotografía con movimiento, hacerle trampa a la vida, al fin que es imposible pues las reglas no existen. Por eso las instituciones, para que las sigan. La velocidad, la agilidad y la capacidad de permanecer en completo silencio, al tiempo que se hace un gran escándalo.

Hay que guardar los ojos, tenemos una herramienta específica para lograrlo. Todo lo que es, es lenguaje, los parpados son amantes de la realidad, esa sensual mujer que nadie sabe donde encontrar pero que con ellos se suele besar.

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