Instalación cuyo único material son letras

Wednesday, November 08, 2006

Párrafo siguiente

Creaciones, transformaciones, dificultades, resistencias del yo. Superlativa existencia del yo. Justificaciones simbólicas del acto. El enamoramiento del acto, la introducción del acto al laberinto.

La complejidad del argumento del absurdo del placer de vivir. El éxtasis de la capacidad de contemplar. Contemplaciones visuales, auditivas.

Erotismo que canta, que se transforma en luz. El goce, la perdida.

Identidades opuestas, contradictorias, que caminan una en dirección a la otra, que sienten el viento, que perciben espectros, que se burlan de si mismas. Las identidades opuestas, después de un infinito caminar se encuentran en un instante, la una frente a la otra, se seducen, se aniquilan. De pronto, al darse cuenta de su irrealidad, de su inexistencia, en principio se enfurecen. Las identidades opuestas deciden aliarse, se unen contra mi, su creador, su destructor. Y yo, sin misericordia, paso al párrafo siguiente.

Me voy matando conforme voy viviendo. Y la frase me suena un poco exagerada, pero decido no borrarla. ¿Por que ocultar que solo soy un loco al que no le gusta fingir que no es loco? No me da miedo mentir, en el fondo siempre todo es verdad. Qué será esa energía que de cuando en vez, me pone aquí, a pelearme contra mí, a tratar de quitarle el disfraz a mi discurso y saltar al abismo del texto.

¿Qué dirá este texto entre líneas? Entre líneas esta un yo que siempre estará oculto para mí. Y la intención es que ese yo que no conozco, o que por lo menos no puedo nombrar, sea el protagonista (como siempre lo es) de este cuento que no tiene forma de cuento, de esta novela de pocas palabras, de esta teoría tan peleada con la academia, de esta forma tan suelta, de este placer que me es un misterio. Te regalo este texto, es para ti, te regalo todos mis textos, son para mí, son tuyos.

Una vez que se comienza el texto, no debería de terminar nunca, una vez que comienza un beso no debería nunca de parar, la ubicuidad potenciaría el enamoramiento. ¿Y por que no? Al tiempo que llegaron estas ideas, decidí hacerlo; Salí del cuarto, busque algo que me sirviese como arma, fui decidió en su busca y cuando por fin encontré su guarida, entre sigilosamente, me pare frente a el y lo mate amorosamente, clave mi arma en lo mas profundo del tiempo y sentí poco a poco su agonía. Llego el punto en que de pronto comencé a vivir de nuevo todos los besos, mientras al unísono me encontraba escribiendo infinitamente todos los textos que alguna vez comencé, me convertí en millones de yo que hacían infinitamente todo lo que en algún punto empecé a hacer. Era casi como transformarse en un Aleph Borgiano, lastima que el tiempo torció mi mano y burlándose de mis pretensiones me obligo nuevamente a cambiar de párrafo.

Sin embargo hay una parte de mi locura que esta convencida de que a lo largo de mi vida le he dado esa pelea al tiempo y aun sigo viviendo cada beso que comencé.

El día que me encuentre a la muerte tratare de todas las formas de corromperla. He de vivir cien años para ensayar aunque sea ese poco tiempo mis habilidades persuasivas a ver si logro el día que llegue convencerla de que quede a vivir conmigo, que deje de un lado la muerte su instinto de muerte y que vivamos un romance, yo le doy todo el amor y ella a cambio solo se enamora. Mientras tanto y al tanto del disparate que estoy diciendo vivo la vida lo mas que me es posible, y ando buscando todos los días mas herramientas para vivirla cada vez mas.