Instalación cuyo único material son letras

Thursday, July 20, 2006

El espíritu ante el iris

Despertar. Ella le dio sus labios en una entrega total. Abrir los ojos, las primeras gotas de luz se meten en la conciencia. En su boca se encontraba con lugares en los que nunca había estado y que conocía a la perfección. La perfección, amante de tiempos hace mucho pasados. Colores y tonalidades que flotan y humedecen la vida.

El habla. El silencio que antecede lo que escribo. Las vacaciones de mi locura. Ya en la conciencia la luz cae en el acto erótico con el inconsciente. Corte. Escena veintisiete. En el escenario, solo hay una actriz, el director que le da indicaciones desde las butacas, no existe. Un hombre en la tramoya resbala y derrama un recipiente lleno de nada, la actriz queda empapada de nada, como no le gusta esta sensación decide desnudarse, se quita toda la ropa y la coloca sobre el publico, sin importar que hoy no haya función.

Un seguidor coloca una as de luz en medio de las tablas completamente oscurecidas. La carencia de iluminación en la escena sufre de arrepentimiento y se retira sigilosamente. Queda una pareja. El uno frente al otro, sin vestuario. Quedaron tan al descubierto que se olvidaron de la actuación. Actuaron.

Los peligros de vivir una vida en la cornisa del tiempo, los placeres que recibe la vista si la construcción vital es suficientemente alta. De pronto resbalo, voy haciendo un recuento de mis contradicciones en medida que profundizo en la intimidad del vació. Caigo, la velocidad me seduce, acaricia mi cuerpo con sutileza, caigo, enredado en besos con el aire que voy rompiendo, caigo, y de mi infancia solo me viene la risa. Y finalmente termino de caer, mi cuerpo recibe un gran impacto al estrellarse contra el telon. Caer desde lo mas alto, directo al escenario, directo a la nada, indirecto a todo.

La pareja que el público no observa. El erotismo de su descubrimiento, la coincidencia, el desencuentro, todos los actores viven en estos dos actores que no son mas que un espejismo, lejos del desierto en el centro del mismo. El director murió el día que nació pero nunca se dio cuenta.

La película se va deshaciendo poco a poco. Cada una de las fotografías, cada uno de los instantes congelados que devienen en arte y movimiento, cada cuadro se derrite a su paso por el proyector. Proyecciones del absurdo que siente gozar de lógica. El fotógrafo descifrando el enfoque. Desafocada melodía que flota en una pantalla, que es ilusión, que es luz en festín de significados, que es regreso a la retina, que es el espíritu ante el iris.

El confort de la vida es coherencia e incoherencia, ó pleonasmo. Si te clavas puede ser…

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