Instalación cuyo único material son letras

Thursday, May 24, 2007

Cómo se declara

Soy culpable. Las letras están calientes. Una coma protesta y para manifestarlo se suicida. Me gusta observar los labios, el parpadeo, los andares de las manos, los tatuajes que no son de tinta, las expresiones de los abuelos que habitan en los nietos.

Soy culpable. Me gusta hablar con los muertos, incluso les contesto aunque sin subrayar el libro. ¿Que pasara con el placer en el que he venido flotando? ¿Será para siempre? Por que incluso en las tragedias nunca he dejado de ser el niño en el árbol.

Soy culpable. La interrogante de si mismo, el ser frente al lago, la conciencia de la muerte. Somos renunciantes, la vida va de discernir cual es la perdida, pareciera como que ganamos, pero solo logramos seguir creyendo que avanzamos en el vació. En la conciencia de la nada habita el placer desnudo, el que no lleva mascaras, el que mantiene la chimenea con papel moneda.

Soy culpable. El gran engaño es la perdida disfrazada con lentejas. Lentejas en forma de autos, de aviones, de yates, de obras de arte. La belleza en pequeñas botellas de producción en serie.

Soy culpable. El sentido de la instalación es delimitar el vació. La nada es el óleo más difícil de emplear en el lienzo. Ella lo mira fijamente, utiliza su olfato. Al centro del ciclorama el filósofo observa con los ojos cerrados y un editor lo lleva a una locacion atemporal, anárquica, amoral, escurridiza, antena del sujeto subjetivo que sueña que es director, que es objetivo. Un francotirador dispara y acierta en su objetivo.

Soy culpable. Desarmo mi rifle y lo guardo en el estuche junto con las flores. Una bala me ha bastado, las sobrantes siguen guardadas detrás de mis pupilas. Salgo a toda prisa del rascacielos y charlo con Kennedy, lo único que logro entenderle es que por la noche tendrá una partida de poker con Gandhi, en casa de Fidel y que Adolfo esta invitado. Un sequito desenrolla una alfombra blanca que de tan larga parece roja, me gustaría que Cortazar estuviera bajando de la limusina pero eso ya me parece muy pretensioso.

Soy culpable. He extraviado mis culpas, estoy seguro que las deje en la cajuela del auto, pero el problema es que yo solo tengo un elefante, evítate sugerirme que le revise el culo, que no ves que eso no pertenece a un texto tan sofisticado como este.

Patrañas, soy culpable de escribir patrañas. No te atrevas a demeritar mi texto. No rompas la magia. Bueno y si tengo gansa de burlarme y convertirme en sátiro y decir que también me rió cuando alguien se tropieza. He de evitarlo, tratare de que el argumento viva en un cofre de oro, y el oro es mi ego, y mi ego marca mi estilo y en fin… si a fin de cuentas todo es puro plagio.

No soy culpable. El espíritu absoluto es el culpable. Hay demasiado sufrimiento en el mundo y yo soy culpable. Podría estar muerto y no cambiaria nada, el universo desaparecería, nadie lo notaria, nada existiría.

Un diamante enamorado del carbón que lo rodeaba, ha asesinado al joyero que lo había secuestrado.

Cuando niño en alguna ocasión llegaba a casa y sentía miedo. Hoy llego a casa y el miedo y yo charlamos con algún muerto, y siempre termino recordando que todos estamos muertos y que yo amo esta vida y que no hay forma de que muera. Trato de no perder conciencia de ella y trato de llevarla bien en este baile. Ella, cuando es seducida se queda tranquila y canta mientras duerme. El dulce canto de la muerte solo se puede escuchar cuando no se le teme, cuando se le sabe cercana y por eso se vive. Al fin ella tiene como gran deseo irrealizable; la vida.

Sin culpables. Que fácil seria. Como si no me vistiera con ropa maquilada por niños. Como si solo hubiera arte y mis parpados estropeados no me dejaran ver la tragedia de la niña que muere por hambre y que incluso ella también es culpable y eso es lo más grave.

Cadena perpetúa. Soy culpable. En romance con el arte. El mundo se ha inundado, hay una terrible sequía. El sudor combinado de dos cuerpos extasiados, la saliva, los aromas, las matemáticas, las miradas, carisias, derecho romano, estética, literatura, drama, burocracia, besos y gemidos. Anagramas, onomatopeyas, diafragmas, fotografías, un as de luz, el discurso del tiempo que se busca a si mismo y cuando al final del laberinto encuentra el ser del ser humano sale despavorido huyendo y engañándose, negándose aunque sabe que la escena se repetirá textual.

Un diván de Freud analizando a Lacan, Un diván de Heidegger analizando a Nietzsche, Un diván de Lacan analizando a Freud, un Diván del 68 analizando a Sarte. Sarte marcando un home run con su Nóbel como pelota. Hegel emborrachándose con Derrida, Derrida en el diván de Foucault. Sabines compartiendo un diván con Paz. Todos juntos en una misma celda después de una redada en un bar que se llama El Infierno en la calle de Cielo 33.

Soy culpable. ¿Tú eres culpable? ¿Tú y yo también compartiremos celda? O prefieres compartir diván. Somos culpables. Me declaro hedonista, los conceptos son todos inocentes. Todos son culpables. El amor no es culpable, la culpa es del amor. No se puede determinar la culpabilidad. Los culpables han confesado hemos sido todos…

El veredicto se ha fugado con la secretaria de acuerdos, se metieron en un cuadro de Klimt y desaparecieron.

…Y la sentencia es:

Thursday, May 03, 2007

Obviamente no soy yo

Soy yo, obviamente no soy yo. No es para ti, es tuyo. ¿Me pregunto por cuanto tiempo podré flotar sumergido en el discurso? ¿Por qué será que las mismas palabras? ¿Por qué los mismos conceptos? Una orgía de mis preguntas predilectas. Y también me gusta reírme de esto que parece que escribo.

Cerró los ojos y dejó que la armonía le secuestrara el cuerpo, comenzó a tomar sentido de su sangre, sintió la lubricación de sus ojos, en la escena desaparece la luz. El vació se torna en la totalidad, la totalidad ha desaparecido. Se desata una nevada en la tonalidad, el color ha comenzado a enloquecer. Una antología del tiempo es recitada por un volumen negativo. La sensualidad de la ontología ha sido vista corriendo desnuda por el centro de la ciudad.

Un párrafo que no tolera la perdida, se ha enrolado con una disyuntiva que dirige teatro delirante. El amanecer ha comenzado a cuestionar la religión, institucionalidad teñida de rojo cielo, la existencia ha cometido un homicidio, ha matado a la corporación. Pero no hay de que preocuparse, nadie lo sabe y aunque el cadáver se pasee por los cafés a media tarde, nunca nadie se dará cuenta.

Ella lo mira fijamente, se imagina la textura de sus labios, piensa en la sensación de su aroma empapando todo su cuerpo, el párrafo interrumpe la narrativa con un drama, neurosis que se escapa en el próximo tren de fibra óptica. Un robo tiene lugar cuando el deseo se ve despojado de su disfraz y los que viven en la palabra “ellos” se sumergen en una liquida desesperación, pues ven de frente al instinto y este toca el sol para ser un Icaro que imagina que es real.

La realidad esta cansada y se muere de ganas por salir a correr, a tenido una eternidad agotadora y desde hace todo el tiempo ha decidido descansar eternamente. Ayer hablo con su contador y le anuncio su retiro, le ordeno que pusiera a la venta todas sus propiedades y decidió por fin dedicarse a pintar. Ahora te regalo diez mil cuerpos desnudos y a cambio te pido un edificio construido con tu silencio. El intercambio lo haremos en el lugar y la hora que no acordamos.

Para que fingir, es inminente fingir, hay que desaparecer la falsedad, debemos de perfeccionar nuestras mentiras, absurdo que pretende que engaña, una mujer que pierde el equilibrio, la densidad de la palabra, el cambio de toma, falsos mandamientos, una piedra que entristece, una esfinge que finge, el fin que se afina, lo espeso del habla, lo ligero del tiempo, se finca el pasado, el pretérito se bate en duelo con el futuro perfecto, salgo del cuarto, dejo de presionar el teclado, creí que era un temblor pero fue solo una palomilla. Ya que has llegado a este punto por que no recuerdas la ultima vez que hiciste el amor, su aroma, su textura, el sonido que los envolvía. El ultimo velorio al que asististe. El día de tu muerte. La mujer recupera el equilibrio y temerosa de repetir el acto, lo enjaula en su falda, la mujer trae prisionero al equilibrio bajo su falda, la mujer siente que todo se dirige a la izquierda, la mujer sueña con su infancia, la mujer recuerda que no tuvo infancia, la mujer regresa al principio de su vida, se enternece con la tierna imagen de la ternura de su madre, la mujer duerme, la mujer es un hombre, el hombre corre, el tiempo lo persigue, la música sigue. Hay que hacerle una fiesta a la falsedad, la realidad nunca ha estado cansada, el contador de la realidad la ha demandado por incumplimiento de metáfora. Un vagabundo encuentra el disfraz del deseo, lo rescata del fango, se viste con el, se devora a si mismo.

La armonía ha fijado el rescate para devolver al cuerpo; sensualidad infinita ha de ser entregada en su totalidad, no debe de darse aviso a la tonalidad, la improvisación será le encargada de hacer la entrega. Pero primero hay que sumergirse en el discurso. Hay que navegar en los abismos del vació de nuestra construcción interna, hay que matar estas metáforas rebuscadas, estas no son metáforas, yo no hago metáforas, yo amo las metáforas, yo soy una metáfora, no se puede, no se siente, se desea, se plasma, no pretende, no regula, se emociona, desaparece, abre el espacio, gira en tu eje, el quicio toma vacaciones, deja ya de leer, yo nunca empecé a escribir. Tu infancia no existe, tu infancia no ha terminado. Eres un viejo, soy un viejo, la vejes… adivina, claro, no existe.

Por que cuando se regresa se procura que se pueda y por momentos aparenta que se escucha y el sentido esta al revés y yo soy el que no soy y en el inconsciente no existe el tiempo y solo existe el inconsciente y el tiempo no existe y hay que pagar la renta a tiempo.

Por si quedaba duda, yo no soy el autor, no estoy de acuerdo con que este sea el ultimo párrafo, me gustaría verte de frente cuando estés aquí, por un momento pensé que no acudirías a la cita, jamás dude de que tu historia te traería hasta aquí, siempre es un placer no ser yo para ti.