Instalación cuyo único material son letras

Tuesday, October 03, 2006

Resonancia

Es una lucha para entrar en lo más intimo de tu historia, por lograr que aquellas imágenes que guardas como pilares de la seguridad que tienes de tu existencia, tengan algún eco con los símbolos que convertidos en palabras hablan de mi propia historia.

Dos desconocidos, aunque seamos amigos de toda la vida, aunque seamos amantes, aunque seamos dos fragmentos minerales que juegan a ser el universo entero, fragmentos que bailan al borde de un hoyo negro.

De escuchar y contemplar, saborear y acariciar. Ella lo seduce, lo invita, lo atrae, lo hipnotiza; El refleja para ella el universo, le canta con silencio, la encanta con deseo. La mirada y el oído en el Eros se han perdido.

La muerte siempre presente, aunque la que ha mi me es compañía no es sino una elegante y relajada mujer que se acepta como es, de una personalidad que de inexistente ha sabido quererse a si misma. Una muerte que no tiene celos de su opuesta, sino que siente por ella respeto. La muerte guarda la belleza de ser la gran puta de la vida. Una puta feliz, una puta sin prejuicios, una puta que no existe. Una puta capaz de amar. La puta muerte que yo suelo ver, es una puta capaz de amar la vida.

La totalidad que me enmarca, todo lo que no es, que es el universo, todos los trazos del lienzo que decidieron no existir y que son los que al unirse con el silencio, crean el erotismo en el arte. El arte [indefinible] que no es mas que música y pintura, no es mas que todo lo que quepa entre la sonoridad y lo visual, pero sobre todo, la presencia, ósea los trazos que vemos y los sonidos que escuchamos son la vasija de Heidegger, hay que recordar que lo importante es el vacío que provoca la vasija, ese es el arte, el vacío.

Aquí recorriendo mi inconsciente, aquí en regreso del espíritu, aquí con mis letras, aquí creyendo que creo, aquí construyendo para que un argelino-francés que no esta más y que para mí esta igual que siempre, sin hacerlo dejo instrucciones para deconstruir mi discurso y para deconstruir el suyo. A tal punto que la equivalencia no es que haya sido alcanzada sino que siempre ha estado frente a nosotros y nunca la hemos querido ver, incluso ahora que ya tantos nos han hablado de ella.

El tiempo esta aquí queriendo conversar sobre sus conflictos, el espacio se ha quedado en la selva y esta con los ojos cerrados tratando de descifrar los sonidos que una naturaleza amenazada emite. De espaldas salta del barco y cae en un océano que quedo seco hace mil años.

Toda la tinta que ha sido usada para todos los libros, las partituras que existen en ese mundo platónico de las ideas que no existe. Esta existencia siempre atormentada por el conflicto de su existencia. Este tiempo irónico y burlón que nos hace viejos y nos crea ilusiones. Esta casa de los espejos, en donde la filosofía se construyo una fuente, en donde se empapa de mentiras, mentiras que saben a verdad, verdades que cambian todo el tiempo de color, colores que emiten sonidos, sonidos que erizan la piel, la piel que no para de acariciar la existencia.

Y es que si este delirante discurso que busca no desprenderse de esa cualidad, pues cree que en ella reside su valor, no logra resonancia, entonces no hay música, entonces no existo. La por que la música es movimiento y si mi discurso no mueve entonces no es. Es silencio es solo posible en la diferencia con el sonido. Afortunadamente el tiempo no existe y por esa razón la resonancia es inevitable. Este discurso tiene ya resonancia pues es producto del espíritu. Absurdo seria creer que es un documento. Toda metáfora es la metáfora de una metáfora. Toda palabra es metáfora, incluso la que afirma lo contrario.

Que viva la filosofía.

Que muera la filosofía.

Que viva la estética.

Que me seduzca la estética

Y que muera la estética.

...De que no sean objetos

De las cualidades que mas le aprecio a las palabras, es el hecho de que no sean objetos, por eso nunca he creído en la posibilidad de la objetividad en el discurso. Todos estos instantes que conforman todas nuestras vidas, las de todos nosotros, la de la grandeza del mundo.

Sociedades, literatura, el reloj en mi muñeca, la escasez de palabras cuando han de ser arrojadas al abismo de la escritura. Todos estos códigos que cifran mi existencia.

Miles de posibles interpretaciones, trato de empapar en silencios estas letras que van corriendo por entre luces que se transforman en ideas, ideas que son amantes del sentido, pero que no son exclusivas de nadie.

La indiferencia del universo hacia el destino de un tiempo, que se sueña todo pero que es nada. La nada ¿si no hay nada entonces para que continuar en esto? Que burdo seria que tuviese que haber un sentido para que tenga sentido esto que sucede, que me sucede, que nos sucede. El sentido quedo abandonado en un desierto cuya arena es nuestra historia, a veces formada en montículo, a veces movediza y tramposa.

Arena que seduce los recuerdos, que se guardan en barriles de maderas añejadas por olvidos y momentos congelados en fantasmas que no aguardan.

Mis manos y sus distintas personalidades, las distintas etapas de las formas que han estado los últimos años visitando mi mirada.

De pronto los objetos fueron desapareciendo y llego un punto en el que todos nos habíamos quedado desnudos, incluso el objeto de nuestra desnudes quedo sin sentido, pues al no haber objetos, la subjetividad entro por fin al trono y todo prescindió de todo y nos vimos los unos a los otros, fuimos capaces de escucharnos y de dialogar, la risa fue desvaneciendo la escena que se repite eternamente durante un segundo, en algún momento de alguna madrugada extraviada en una biblioteca, que de libros solo contiene leyendas y de leyendas solo contiene sabores y el olor de sentimientos de quienes pretendieron decir algo, aun cuando eso es imposible…